Imaginemos un niño o un joven que sabe controlar sus impulsos, que reconoce lo que siente y lo expresa de una manera adecuada y asertiva, que puede enfocarse en una tarea.
Ha adquirido una regulación interna que le permite funcionar en la vida, en su grupo de pares, con otros adultos. Y en el mundo académico, se puede concentrar y enfocar en una tarea.
Para que un niño pueda regularse, necesita si, de un equipo biológico sano que lo permita, pero sobre todo, necesita de sus relaciones sociales, del medio.
De una familia afectuosa que lo contiene y le da oportunidades para desarrollar la regulación, que le pone pequeños desafíos adecuados para cada etapa. (Será diferente lo que requiere un bebé, a lo que va requiriendo un niño de un año, de dos o de tres…) De acuerdo a las investigaciones que se reportan en “From Neurons to Neighborhood” los papás y cuidadores primarios pueden facilitar que esta auto regulación vaya ocurriendo.
“En un principio mamá me contiene, me cuida, me resuelve lo que necesito, me consuela, poco a poco, voy siendo capaz de recordar sus cuidados y de cuidarme, voy siendo capaz de confiar y saber que puedo esperar sin peligro. Mi cerebro va madurando con la invitación de mis cuidadores. Me puedo contener, inhibir los impulsos cuando es necesario, postergar la gratificación, saber qué siento y expresarlo de manera adecuada. Con el tiempo, podré enfocar mi atención y aprender, planear y ejecutar y funcionar de manera adecuada en la vida. El afecto y la invitación a crecer evitando la sobre protección, me van a acompañar durante toda mi vida.”
1. Atender al llanto de un recién nacido, esto edificará la confianza en su entorno y a la larga podrá regular el llanto y utilizar otras formas de comunicación.
2. Poco a poco, acompañar empáticamente a la manifestación de necesidades, sin sobre atender. Ayudando a contenerse y a edificar la capacidad de espera. “Ya se bebé que tienes hambre, mamá prepara tu leche”
3. Ayudando a edificar buenos hábitos de sueño, permitiendo que el pequeño sea autónomo y movilice sus propios recursos para dormir.
4. Estableciendo rutinas predecibles que dan seguridad.
5. Conociendo las necesidades de cada edad y etapa, para poder poner desafíos adecuados a la edad.
6. Aceptando a los hijos tal cual son, con su temperamento. (Los temperamentos irritables e irregulares, necesitan de más contención y a la vez de más acompañamiento para regularse. A la vez es importante reconocer que estos temperamentos implican un desafío mayor para los papás).
7. Sirviendo de espejo a sus sentimientos. Reconociendo lo que sienten, tratando de entenderlos y poniéndole nombre. Aceptando los ratos buenos y los malos con serenidad.
8. Siendo honestos con los propios sentimientos. Con frecuencia los papás tienen dificultades para reconocer y expresar los sentimientos. Crecer en este sentido puede ayudar a clarificar los sentimientos en los niños.
9. Hablando de sentimientos en casa. “Qué crees que siente esa niña? En los cuentos y situaciones.
10. Ayudando a planear actividades. Y a realizarlas
11. Limitando la conducta inapropiada.
REMI: Red de Educadores de Masaje Infantil/México A.C. es una Asociación civil sin fines de lucro, que ofrece una filosofía de vida sólida y humanista en torno a temas de crianza, maternidad, desarrollo humano y masaje infantil a través del futuro
Conoce más